El frío jamás apagará el ardor
que ha nacido en mi corazón
desde que mi mirada se encontró
con la tuya,
a partir de ese instante me has
acompañado en infinitos sueños
en cada uno de mis silencios y
anhelos
sabes bien sin darte cuenta, lo que
necesito para ser feliz.
Yo te prometo que aunque llegue el
Invierno
y amenacé con marchitar cada uno
de mis deseos en la madurez
jamás podré borrar de mi memoria
el sonido de tu voz
ni dejaré que desaparezca la
imagen de tus manos y tu sonrisa
que tanto me reconfortaron hasta en
mis vanas ilusiones.
Bastante puede ser el tiempo que
tenga que pasar
para quitarme el color de las
mejillas y colorear con la nieve mis cabellos
y aún así nunca será suficiente
para hacerme olvidar tus ojos
que fueron como dos estrellas en el
cielo de mi corazón,
junto a ti descubrí quién podía
ser en verdad.
Puedo decirte que aunque llegué el
Invierno
con intenciones de congelar cada
atisbo de mis sentimientos por ti
estos jamás llegarán a morir ni
aunque se me desvanezca la vida misma
pues solo en tu figura y en tu
espíritu
he encontrado refugio para todas
mis ensoñaciones.
Eres como la brisa que infunde
pasión a cada una de mis esperanzas
te has vuelto la flama capaz de
encender todos mis impulsos
no quiero despertar el día de
mañana y darme cuenta de que no estás a mi lado
pues de hacerlo me sumiría en la
más profunda desesperación
y estaría apartándome de todas
mis alegrías.