jueves, 11 de diciembre de 2014

La soledad y el dolor...


Hoy no tengo palabras de animo
coraje valor y levantar la moral
de otro ser que amo. Hoy mi
corazón gime un dolor incesante
hoy mi paladar y sus papilas gustativas
cerraron sus  puertas al sabor, mi
lengua se pego al cielo de mi boca.

Mis labios pálidos y resecos su textura
y su piel como escarcha se despedazan.
La luz de mis ojos opaca-da esta porque
el manantial de lagrimas sus puertas abrió
y hoy no resbalan si no que corren. Y por
mi mejia pasan a gran velocidad
hoy no tengo ganas de luchar.

Siempre tengo palabras para todos pero
hoy no hay palabras de alguien para mi.
hoy que mis lágrimas corran y que el dolor
y la tristeza hagan nido en mi. Hoy mi
alma se arrodilla y pone su cuello ante
la guillotina y que mi cabeza rruede por
el polvo, hoy mis labios y mi alma enmudecen.

Mis pensamientos y mi cuerpo sucumbieron

a la tristeza y a la tristeza la soledad y el dolor...


Morir, dormir, no despertar nunca más




Morir, dormir, no despertar más nunca,
poder decir todo acabó; en un sueño
sepultar para siempre los dolores
del corazón, los mil y mil quebrantos
que heredó nuestra carne, ¡quién no ansiara
concluir así!

¡Morir... quedar dormidos...
Dormir... tal vez soñar! -¡Ay! allí hay algo
que detiene al mejor. Cuando del mundo
no percibamos ni un rumor, ¡qué sueños
vendrán en ese sueño de la muerte!
Eso es, eso es lo que hace el infortunio
planta de larga vida. ¿Quién querría
sufrir del tiempo el implacable azote,
del fuerte la injusticia, del soberbio
el áspero desdén, las amarguras
del amor despreciado, las demoras
de la ley, del empleado la insolencia,
la hostilidad que los mezquinos juran
al mérito pacífico, pudiendo
de tanto mal librarse él mismo, alzando
una punta de acero? ¿quién querría
seguir cargando en la cansada vida
su fardo abrumador?...

Pero hay espanto
¡allá del otro lado de la tumba!
La muerte, aquel país que todavía
está por descubrirse,
país de cuya lóbrega frontera
ningún viajero regresó, perturba
la voluntad, y a todos nos decide
a soportar los males que sabemos
más bien que ir a buscar lo que ignoramos.
Así, ¡oh conciencia!, de nosotros todos
haces unos cobardes, y la ardiente
resolución original decae
al pálido mirar del pensamiento.
Así también enérgicas empresas,
de trascendencia inmensa, a esa mirada
torcieron rumbo, y sin acción murieron.


Para Entonces



Quiero morir cuando decline el día,
en alta mar y con la cara al cielo,
donde parezca sueño la agonía,
y el alma, un ave que remonta el vuelo.

No escuchar los últimos instantes,
ya con el cielo y con el mar a solas,
más voces ni plegarias sollozantes
que el majestuoso tumbo de las olas.

Morir cuando la luz, triste, retira
sus áureas redes de la onda verde,
y ser como ese sol que lento expira:
algo muy luminoso que se pierde.

Morir, y joven: antes que destruya
el tiempo aleve la gentil corona;
cuando la vida dice aún: soy tuya,
aunque sepamos bien que nos traiciona.


Me ha sido robado todo



Hoy no tengo palabras,
me ha sido robado todo
aun lo que parecía nacer para mañana.
Hoy no tengo canciones,
el silencio gobierna mis pensamientos
como dictador confisca mis noches alegres…


Junto a mis versos sin color,
sin sabor, sin estética ni belleza,
contemplo y velo mi último suspiro
en esta noche plagada de desaciertos,
con este aire que huele a muerte
y en este cuarto: La jodida celda estrecha.


No hay jardines en mi mente,
ni cielos veraniegos en mi corazón
ni fortaleza en mi alma.
Pero, ¡Ven, entra!
por esta vieja y deteriorada puerta,
mi triste sonrisa te muestra que abierta esta.




Hay vestigios de versos aquí en mi alma
y muchos a la mitad escritos,
vos con tu gracia y dulzura
puedés darles un distinto final
del que mis dedos les apuntan para mañana.


De pena me estoy muriendo



Negra noche sin estrellas
negra luna en mi universo
mis flores están marchitas
de pena me estoy muriendo.

Negros caballos alados
me cruzan el pensamiento
tengo miedo vida mía
la vida sin ti no quiero.

Que siento dentro de mí?
que me aprieta el corazón?
porqué mis ojos se mueren?
porque muere mi ilusión?.

Es la pena de no verte
la que alberga en mi interior
la que mata mis sentidos
la que incrementa el dolor.

Mis flores están marchitas
yo, me pierdo en el silencio
mi universo está en tinieblas
de pena me estoy muriendo.


SI TE PIERDO A TI, QUE HAGO?



Si te pierdo a ti…que mas me queda?
Si te pierdo a ti…para que seguir intentando?
Si te pierdo a ti…porque debería sonreír?
Si te pierdo a ti…para que diablos quieres que deje de llorar?


Si te pierdo a ti…que consuelo me queda?
Si te pierdo a ti…pierdo lo más importante que tengo…
Si te pierdo a ti…pierdo mi todo, pierdo mi vida…


Si te pierdo a ti…me pierdo a mí misma…
Si te pierdo a ti…de donde saco fuerzas para seguir respirando?
Si te pierdo a ti…donde consigo las ganas que necesito para seguir existiendo?


Si te pierdo a ti…no me queda más nada…
Porque cuando te fuiste, contigo llevaste miradas, sonrisas, deseos, sueños, fe, vida…
Es por eso que si te pierdo a ti no me queda nada…


Porque desde que te fuiste ya no tengo alma…

Si luchas puedes perder pero si no luchas estás perdido



Dicen que todo cambio es bueno, aunque no sea bienvenido en un primer momento. La vida está en constante movimiento: dinámica, voluble, impredecible. Lo natural no es que las cosas se mantengan siempre igual; al contrario, lo natural es el cambio, la evolución.



Sin embargo, el ser humano es un animal de costumbres y, por ello, a veces nos cuesta mucho aceptar las nuevas situaciones de nuestras vidas. Nos aferramos a lo que conocemos, a lo que nos resulta familiar, independientemente de si nos hace realmente felices o no. Es una actitud peligrosa, porque el principio de la evolución dicta que hay que adaptarse o morir, cambiar con nuestro entorno o acabar desapareciendo sin remedio.




Sé por experiencia lo que se siente cuando algo bueno desaparece de tu vida. He sentido el inmenso dolor de perder lo adorado: personas, experiencias, situaciones... El alma se llena de una gran sensación de impotencia, como si la Vida nos hubiese mostrado un atisbo de la felicidad completa para luego quitárnosla sin piedad. Es un dolor físico en el pecho, como si el corazón, literalmente, se rompiera. Las lágrimas que lloras son, inexplicablemente, distintas a las que sueles llorar y nos parece que el consuelo nunca llegará. Pero la realidad es que ese dolor, como todo lo demás en la vida, también pasa. Las lágrimas desaparecen, el pecho se calma, el consuelo llega. Pero la adaptación, el uso de todo ese dolor para evolucionar, está en nuestras propias manos. Sólo de nosotros depende pasar al siguiente nivel y reinventarnos una vez más para no caer en el olvido de nuestra propia existencia. 



El problema está en que, solemos estar demasiado distraídos: distraídos de nuestra propia existencia, de lo bueno que nos ofrece la Vida, del milagro de nuestra respiración, del latido de nuestro corazón, de todo lo que crece, muere y renace a nuestro alrededor. Y en nuestras manos está trabajar nuestra consciencia para eliminar toda esa distracción.

Un día de reflexión



Tal vez con el tiempo me esté dando cuenta de las cosas. Es cierto que dicen que se aprende a base de palos pero yo creo que con una vez no es suficiente, por lo menos en mi caso. A veces es necesario tropezar un par de veces con la misma piedra para asimilar bien las cosas. El tiempo es el mejor amigo de la experiencia y con ella consigues controlar muchos aspectos de tu vida. La verdad es que a veces me planteo cuestiones, o incluso situaciones pasadas, que ahora mismo sabría asimilar de otra manera. Cada vez me voy dando cuenta de ello viviendo mis experiencias en otras personas. Cuando les sucede lo mismo que a mí en el pasado me veo reflejadas en ellas y me doy cuenta de lo que ayuda el tiempo a curar. Es cierto que puedes dar millones de consejos una vez superada la situación, pero lo raro del ser humano es que antepone el corazón a la razón aún sabiendo que el camino menos doloroso y sencillo es olvidar. Una de las grandes cuestiones de la vida sentimental es por qué nos cuesta tanto olvidarnos de las cosas. Sigo sin entenderlo, y lo peor de todo es que ni tu misma, que das consejos sobre ello, puedes librarte de eso cuando te llega. No puedes, es imposible ser indiferente ante todo. Dicen que eso es lo más bello del hombre, que sea capaz de sentir, pero y entonces ¿de qué nos sirve ser racionales? Tanto pensar y darle vueltas a las cosas para luego dejarnos arrastar por los sentimientos que, mayoritariamente, no nos hacen ningún bien. No me malinterpreteís no digo que no me guste dejarme llevar por mis sentimientos en multitud de ocasiones, es sólo que no entiendo porque nos gusta tanto sufrir. A veces pienso que nos encanta machacarnos, sentirnos mal, ser negativos. 


Es aquí donde entra mi experiencia y sobre todo mi manera de pensar después de un libro que me leí hace unos meses. En él te plantea la vida de una manera diferente. Tú atraes las energías que te rodean. Tú eres tu estado de ánimo y según como te tomes las cosas te saldrán bien o mal. Tampoco es que me lo crea al cien por cien pero es cierto que existe algo de verdad en ello. ¿No es verdad que en esos días en los que nos encontramos de buen humor cualquier cosa nos parece poco importante o la miramos de un modo distinto? A mi modo de ver el dolor no es una obligación sino una opción. El sentirte mal o bien está en tus manos, sentimentalmente hablando. 


Todos sabemos que la vida va  a ser muy dura con nosotros pero se supone que nuestra labor es vivir e intentar que nos afecte lo menos posible. Entonces yo digo que a veces las situaciones en las que te sientes mal, te estresas, te agobias, o simplemente, te deprimes, lo único que debes hacer es buscar el lado bueno de todo eso. Aunque sea pequeño, lo más mínimo que encuentres. Se trata de centrarte en ello y bloquear lo negativo. Es como cuando te hacen daño personas que te importan. Tienes dos opciones, o te deprimes y no sales de la situación o piensas que gracias a eso serás mas fuerte, que cuando una relación termina es porque simplemente habrá una mejor que esa. Puede que no la estés viendo y que quizás no la encuentres hasta dentro de muchos años. Se trata de ser positivos. Suena un poco infantil, iluso e incluso tonto. Pero es cierto. A veces estás tan cegado en la parte negativa de las cosas que piensas que la realidad siempre es cruel y que es así y punto. Si miráramos las cosas de otro modo, si cambiáramos nuestra filosofía de la vida y pensáramos que tal vez, siendo drásticos, mañana no sabemos dónde vamos a estar y que nos estamos perdiendo miles de cosas buenas por una simple cosa mala. En vez de agrandar lo malo es empequeñecerlo hasta tal punto que podamos esconderlo en cualquier rincón, y así nos permitamos disfrutar de las cosas que están ahí todos los días y que no valoramos.


Qué mas da que se acabe una relación, una amistad, que nos caigamos, que discutamos o cualquier cosa. No importa. Si vale, en el momento te vas a dejar llevar por los sentimientos correspondientes pero, lo verdaderamente importante en la vida es llegar a ser tan maduro que sepas apreciar las cosas buenas, porque la madurez  incluye saber la realidad. Algunos están demasiado equivocados pensando que no siendo maduros son más felices. Ingenuos. La madurez te permite disfrutar de la felicidad a cada instante, sobre todo porque conoces totalmente su valor y sabes que se esconde en cualquier rincón.

No se trata de decir, paso nada me afecta. No, se trata de recapacitar y grabarte en la memoria que de todo lo malo siempre sale algo bueno... 

Y que a veces no hay que ir muy lejos para encontrar lo que buscas, puede que esté tan cerca que no te has parado a observar...




CUANDO HAYA MUERTO, LLÓRAME TAN SÓLO...


Cuando haya muerto, llórame tan sólo
mientras escuches la campana triste,
anunciadora al mundo de mi fuga
del mundo vil hacia el gusano infame.

Y no evoques, si lees esta rima,
la mano que la escribe, pues te quiero
tanto que hasta tu olvido prefiriera
a saber que te amarga mi memoria.

Pero si acaso miras estos versos
cuando del barro nada me separe,
ni siquiera mi pobre nombre digas
y que tu amor conmigo se marchite,

para que el sabio en tu llorar no indague
y se burle de ti por el ausente.


Si yo me muero




Amor, si yo me muero
tu no te mueras conmigo,
el mundo aún necesita
de tu risa y tus suspiros.

No temas por mi alma
ni por si acaso he sufrido,
yo cuidaré cada noche
de tu sueño interrumpido.

Y cuando estés bajo el cielo celeste
yo estaré volando en el viento,
escalando por tu frente
y jugueteando con tu pelo.

En las tardes lluviosas
mandaré con pasión de amante
un beso en cada gota
que caerán hasta tocarte.

Y cuando al fin salga el sol
e inunde todo el cuarto,
en la piel será el calor
que irradiaban nuestros cuerpos.

Y cada árbol serán mis brazos
extendiéndose hacia el cielo,
y cada hoja que se caiga
un sueño y un anhelo.

Las aves que te canten
una dulce melodía,
serán mi voz transformada
por la divina alegría.

Y ya no tendré un cuerpo
que limite mi amor,
estaré allí a cada momento
envolviendo tu corazón.

No habrá ya despedidas
ni más horas de espera
porque estaré siempre contigo
de cualquier manera...

Por eso amor mío, no llores,
yo ya no sufro ni opino
y que otro día te enamores
no tiene que ver conmigo.

Ahora dirás que ¡nunca!
que no hay otro amor en tu alma,
pero si un día encuentras un ángel
que te devuelva la calma,
no te preocupes vida mía,
es el amor el que salva.

Igual yo estaré en el aire,
en las nubes y en el agua,
llevándote perfumes

y la esperanza en cada alba.